Martes 9/1/2018 Cuando comienza un nuevo año, casi todas las personas nos trazamos unos propósitos para el nuevo año que comienza y, en la mayoría de las ocasiones estos propósitos, pasados unos meses quedan diluidos en la nada. ¿por qué? ¿cómo mantener la motivación? Interesante pregunta que nos lleva a la más importante, ¿para que nos hacemos propósitos?
Esto mismo sucede en las empresas u organizaciones. Cada nuevo año la empresa marca unos objetivos (similar al propósito que se hace la persona) que se han de cumplir en los 365 nuevos días del año. Para conseguir estos objetivos la organización ha de planificar todas las acciones que ha de poner en marcha día a día para, poco a poco, conseguir que el propósito se convierta en algo real. Si no se hace una planificación, el objetivo está abocado al fracaso.
Se hacen reuniones, con el fin de consensuar los indicadores específicos que se van a emplear para saber el grado en el que van consiguiendo los objetivos y si estos objetivos son realmente alcanzables. Se establece en el tiempo un calendario lo más realista posible especificando el camino a seguir. ¿Se necesita algo más?, ¿qué?